lunes, 30 de agosto de 2010

El desgaste

Hace algunos días que no he tenido tiempo de escribir, en parte por estar bastante ocupado, en parte por que después de estar ocupado pude pasar unos días con mi Marmotita, lo que me hizo muy bien, la echaba de menos.
Vimos Inception (El Origen, en español), y es una gran película, espero poder escribir algo al respecto después. Esta imagen de el Pato Donald, resume bien la película en todo caso.
He sentido este último tiempo un tipo de cansancio que no había sentido antes, como ir en una carrera contra algo que no descansa ni se detiene. Es un tipo de agotamiento mental, tal vez, pero no algo que me impida pensar o concentrarme, es algo más bien emocional, tal vez.
Últimamente me ha tocado revisar algunas causas algo complicadas, no tanto por los casos en sí, si no por las situaciones en que se ha visto involucrada la gente que aparece en ellos. Como ejemplo, el otro día estuve en una audiencia de juicio como curador de unos niños que estaban en un hogar de asistencia. Ellos estaban ahí por que su madre, luego de tener un mal primer matrimonio, se puso a vivir junto a un sujeto con antecedentes de alcoholismo, robo e intentos de violación. Cómo una mujer construye una relación con alguien así, va más allá de mi entendimiento. Y se pone peor. Al poco tiempo, este sujeto comenzó a acosar a la hija mayor, de unos 15 años en esa época, amenazándola y golpeándola cuando se resistía, hasta que terminó violándola en repetidas ocasiones. Producto de esto, esa pobre niña quedó embarazada, hecho que notaron rápidamente en el colegio al que ella iba. En un principio pensaron que era un simple embarazo adolescente, pero al indagar un poco más, descubrieron que el padre era el conviviente de la madre, y que incluso el tipo estaba iniciando abusos dirigidos a la otra hija, de unos 12 años, y contra el hijo menor, de 9...
En ese contexto, y sabiendo obviamente todo lo anterior, la madre comparecía en el juicio reclamando por que le habían quitado la custodia de los niños, "estarán mucho mejor conmigo, ustedes no entienden lo que pasó", decía en la audiencia. 
Bastó que la jueza, la asistente y yo intercambiáramos un par de miradas y nos quedó claro que si esos niños seguían al cuidado de esa mujer y expuestos al animal que tenía por conviviente, la cosa terminaría quizás cómo. Pedí medidas en contra del sujeto, una intervención a la madre, y que los niños siguieran con ayuda especializada para poder de alguna forma ayudarlos a normalizar sus vidas. A lo que de inmediato el tribunal accedió.

Casos como el anterior, lamentablemente abundan, y me los he encontrado mucho más seguido de lo que quisiera. Lidiar a diario con gente que al parecer tiene piedras y mierda en lugar de cerebro, que daña a sus propios hijos o familiares y más encima alegan que todo está bien, me tiene aburrido.
No he perdido objetividad, y no me he caído emocionalmente con estos casos, pero sí he notado que el asco que sentía al inicio con estas historias se ha transformado paulatinamente en tedio. Tedio de que sea tan común y que siga ocurriendo. Tedio de que animales como ese sigan sueltos por ahí, y que sólo una fracción de ellos sean denunciados. Y tedio, por que sé que lo que podemos hacer es muy limitado y a la larga no se que tan efectivo sea.

Por eso las medidas reductoras que ha aplicado el nuevo gobierno, reduciendo personal en el Junji y el Sernam, por nombrar un par de instituciones solamente, me parece una aberración. No necesariamente todos los funcionarios deben ser despedidos en pro de una volátil y dudosa optimización del sistema; esto no es una empresa privada en que lo que se maximice sea el ahorro y las ganancias, son servicios públicos, tienen otros fines y otros principios.
Tener todo eso dando vueltas en la mente mientras veo personas alcohólicas, drogadictas, con desviaciones sexuales dañinas y un largo etcétera, producen un desgaste en mí. Algunos terminan en indiferencia, de tanto ver cosas así, como los médicos, que pueden ver a alguien gritando de dolor con huesos fracturados al aire, y ellos ni se inmutan, acostumbrados a ver cosas así. Otros terminan reaccionando de otra forma y acumulan rabia hasta que revientan, y se cobran esa rabia y frustraciones en la misma gente que atienden, como ocurre muchas veces con aquellos funcionarios que vemos atender filas interminables de gente en bancos, el registro civil y otras instituciones llenas de personas.
Tengo que encontrar un camino propio que no me lleve a ninguno de esos extremos. Se que lo encontraré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ten en cuenta que si haces un comentario en este blog, estás tácitamente aceptando que eres también una marmota... ¡Bienvenido/a al club!