domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Es Santiago otro país?

Cada vez que voy a Santiago, experimento un poco de ansiedad. Me alegra por supuesto visitar la madriguera de la Marmotita, poder estar con ella unos días y tener la oportunidad de ver a mis hermanos y familia allá, pero si de mi dependiera, ojalá todos ellos vivieran en Temuco, y si no, en Concepción, Valdivia o cualquier otra parte.
La distancia entre Temuco y Santiago es de 678 kilómetros. La distancia entre Londres y París es de 340 kilómetros. La distancia entre Temuco y Neuquén (Argentina) es de 444 kilómetros...
Esta vez en particular, tal vez por el bicentenario, quizás por un ajuste del bioritmo, o que simplemente me aburrí de recibir empujones y codazos, pero fue más fome el ir a diario en el metro. Menos mal iba a ver a la Marmotita, pero definitivamente las aglomeraciones de gente, no me gustan.
Acá en Temuco, el otro día sin querer choqué en el centro con una señora, nos dimos vuelta, pedimos disculpas mutuamente, había sido un accidente, y luego de mirar brevemente que estuviera bien, seguimos nuestros caminos. El mismo episodio en Santiago, termina generalmente con la señora pegándote un empujón, ignorándote, o con un par de chuchadas gratuitas, y lo más brígido, es que la parte de las chuchadas y empujones parece ser más segura si se trata de una señora más o menos de edad.

Me pregunto si las distancias que existen entre otras ciudades comparadas con las que hay dentro de Chile, explican cómo puede ser tan diferente la gente. A eso hay que sumar que allá viven millones de personas que diariamente deben soportar ser trasladados como sardinas dentro del metro, en viajes que toman horas. Por eso cuando llego acá, sonrío con las micros viejas que tenemos, pero que en 20 minutos te dejan en cualquier lugar que quieras, sin trasbordos. 
Cuando veo las noticias en los canales de la TV, me da una mezcla de risa y lata que de repente digan "noticias nacionales, hay un taco en avenida Irarrázabal..." ¿Noticia nacional? Cuando veo los informes, el 70% habla de cosas que suceden en Santiago, cuando hay conflictos que directamente afectan a Santiago, como el funcionamiento del Transantiago, aparecen directamente hablando ministros y subsecretarios, autoridades de orden nacional, atendiendo directamente el asunto; ¿para qué quieren seremis? Ellos se supone tendrían que ver esos asuntos, pero como el Chile de los santiaguinos abarca la región metropolitana, y en verano se expande a Viña del Mar, poco o nada les importa.

Me pongo a pensar en lo que pasó con Chaitén, que ahora a nadie parece importarle, o que el conflicto mapuche sólo llegó a titulares por que ellos reclamaron a organismos internacionales, lo que podría afectar la imagen del país, y recién ahí alguien les dio pelota....
Y así suma y sigue. Por momentos cuando voy a Santiago, siento que estoy en otro país, siento algo similar a cuando he estado en Argentina, México o EEUU, como que hay que entender y adaptarse a costumbres locales raras, o sea, nunca tan diferente a cuando he estado fuera de Chile, igual eso es algo exagerado, pero no me ocurre nunca lo mismo en Puerto Montt, Valparaíso o Concepción, por mencionar algunas otras ciudades.

Tal vez a un santiaguino que venga al sur le cueste acostumbrarse de la misma forma al ritmo de hacer las cosas, pero a la larga, creo que me quedo con el sur.
Aunque también les parezca a ellos que es otro país.

9 comentarios:

  1. Si, para mi definitivamente fue como estar en otro pais las veces que he estado en el sur. Y me encanta!

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  2. La primera vez que fui a Santiago, pues estudiaba en Conce, la gente pesada me sorprendio. Bueno... Ahora soy mas pesada que nunca por eso, creo.

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  3. Cómo me gustaría que en general la gente conociera más el resto de Chile. Mis amigos en Santiago casi todos en verano salen a Viña o La Serena, y eso sería todo.
    Como Kyle vio en Chiloé, hay muchas otras cosas que ver, y lo mismo debe pasar más al norte, que aún no he podido conocer.
    Y Sara, verdad, tú tienes una raiz sureña también, que buena onda, tu adaptación a Santiago debe haber sido una serie ininterrumpida de codazos y empujones, muy parecido a cada vez que voy a Santiago xD

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  4. En mí opinión, Santiago es otro país completamente. :D

    Prefiero el sur, con su gente relajada, muy buena onda y con gustos sencillos.

    Chile es más "Chile" cuando estoy en su sur, en el aire fresco, con su temperatura más suave y el olor penetrante de la leña.

    No es decir que Santiago "no es Chile", sino que esa ciudad tiene otro sabor; es más metropolitana...al borde de ser una ciudad internacional de verdad, con un puesto en el ámbito internacional (y por eso, creo que Chile también tiene todas las dudas y psicosis que vienen con este puesto).

    Sin embargo, y a riesgo de parecer arrogante, pienso que Santiago todavía tiene mucho que aprender de las otras ciudades de Chile. Más encima, yo diría que todas las ciudades grandes del mundo tienen mucho que aprender de sus "hermanas chicas".

    A veces me costaba mucho acostumbrarme a la vida cotidiana de Santiago (el smog, la gente que me miraba por todas partes, el metro, el montón de gente, etc.), y extrañaba muchísimo a las avenidas silenciosas de Temuco al atardecer.

    Pero igual, es como vivir en qualquier ciudad grande. Siento lo mismo acá en Tokyo.

    También quiero ir al norte. En Arica hay un museo que examine la historia de los negros de Chile y me gustaría visitarlo...

    uff...no querría escribir tanto!! es obvio que yo echo de menos harto la vida chilena :D

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  5. Creo que has explicado justo lo mismo que me pasa cuando voy a Santiago.
    Hace tiempo atrás, vi un programa en la tele donde hablaban de los negros en Chile y los negros chilenos (por lo que leo, entiendo que ya sabes que en Chile decir negro no tiene ninguna carga especial, es como decir alto, bajo, rubio, colorín o cualquier otra característica).
    Me sorprendió un poco, pero sí hay negros chilenos, y la gente vive pensando que son extranjeros, como todos los chilenos en general somos parecidos, supongo. No conocía de la existencia de ese museo, parece algo interesante. Y cada vez que quieras, escribe tanto como te de la gana, yo feliz de leer!

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  6. Cuidate de las señoras viejas, Marmo! Jaja, de verdad son una de las cosas más desagradables de Santiago, creo yo. Pero no las echo la culpa, porque si han vivido 60+ años en Santiago, por algo siempre están de mal humor.

    Me gusta Santiago. Trato de no viajar en metro durante hora peak (prefiero caminar una hora antes de hacer esto) pero tienes razón en muchas de las cosas que dices. Cuando fui al sur en febrero (a Valdivia y Pucón) fue como otro mundo, pero me gustó. Sin embargo, creo que me aburriría vivir allá. Me gusta la energía de Santiago, que siempre hay ruído en las calles, etc. Pero a la vez es muy necesario poder salir de vez en cuando a la tranquilidad del Sur (o Norte).

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  7. Una vez llegando a Santiago en un bus, me paré en el pasillo para sacar mi mochila que tenía sobre el asiento, y una señora casi me atropelló tratando de llegar a la salida del bus. Eso siempre me ha llamado la atención, la gente mucho antes de que los buses o micros se detengan, se paran y agolpan frente a las puertas.
    Esta señora casi me amenaza con la mirada, y como no venía con muy buen humor luego de un viaje cansador, le dije "Bueno ¿a usted qué le pasa?" y me respondió "Tu sabes que me pasa, lo sabes bien", me encogí de hombros y le dije "no tengo idea ni me interesa... tanta desesperación que tienen algunos por bajarse 10 segundos antes". Y aunque no la miré más, en el reflejo de la ventana vi que me quedó mirando con llamas en los ojos y con una enorme vena en la frente, hahaha.

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  8. Ahh y por como describes tu vida antes de venir a Chile, me imagino que Pucón tiene un ritmo que podría acomodarle a otras personas de Minnesota, tal vez. El sur es un buen lugar para oxigenarse de tanto ajetreo de Santiago. Yo soporto hasta 3 meses contínuos en Santiago, luego de eso me desespero.

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  9. tanta desesperación que tienen algunos por bajarse 10 segundos antes

    ...exacto!!

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