sábado, 17 de abril de 2010

Al final...

Resulta que llegué el viernes al mediodía a ver qué había sido del teléfono. En este servicio técnico al parecer eran más serios, el técnico me explicó que efectivamente la placa del celular tenía daños que hacían que repararla fuera al mismo tiempo inútil y efímero. Así que me lo llevé, bastante decepcionado, por cierto.
Dio la casualidad que más tarde, en la universidad, me encontré con mi compadre Lalo, alias Américo (el parecido es notable), y lo ví sacar de su bolsillo su fiel celular. Este amigo tuvo que batallar por varios minutos con el teléfono por que, según me explicó, el teclado había muerto hace semanas, sin recuperarse, y los botones principales casi no respondían. Abrí los ojos del tamaño de dos huevos fritos, y le pregunté "¿Y tu celular suena?". "Claro, fuerte y claro pues amigo, lo malo es que casi no me sirve, así que se lo voy a regalar a mi hermano chico, y me voy a comprar otro, por que ya casi no me sirve..." 
A esas alturas no podía creer las casualidades y mi suerte, el teléfono de mi compadre Lalo es (era) un Sony W580i, igual al que yo quería reparar.
En cosa de minutos, logré convencer a mi amigo de lo mutuamente beneficioso de que me vendiera lo que quedaba de su celular, total, su hermano no lo iba a echar de menos si ni siquiera servía para hacer o recibir llamadas, y con lo que le pagara, podría tener más dinero disponible para comprar un celular nuevo, mientras yo tendría al fin las piezas milagrosas y escasas que necesitaba para resucitar mi teléfono (al fin).
Como tenía que asegurarme de que mi plan funcionara, le pedí a Lalo que me acompañara después de clases al servicio técnico, para que allá me confirmaran que se podía hacer lo que tenía pensado, hubiera sido el colmo de la amargura comprar un teléfono defectuoso y moribundo para hacerle compañía al mío que hasta entonces iba por el mismo camino.
Fuimos, y más encima, el técnico nos dijo que el arreglo saldría sólo cinco lucas, o sea, dentro de mi escuálido presupuesto luego de comprarle el teléfono a Lalo.
Finalmente, tengo mi teléfono funcionando y sonando fuerte, y tengo los restos mortales del teléfono de Lalo para sacar repuestos si los necesitara a futuro.
Es abismal la diferencia entre un servicio técnico y otro, en el primero sólo obtuve canas, y en el segundo no sólo respondieron rápido, si no que arreglaron el problema en menos de 24 horas y me cobraron menos. 
Es muy raro en realidad, podría decirse que las reparaciones son una ruleta rusa, o como diría mi compadre Forrest Gump, "it´s like a box of chocolates, You never know what you´re gonna get"

3 comentarios:

  1. Me alegro mucho que todo haya salido bien con tu celular! Y me gusta mucho la cita de Forrest Gump aplicado al a situacion de servicios tecnicos en Chile. Creo que es perfecto!

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  2. Hahaha, y ojalá nos dieran chocolates cada vez que hay que ir a reclamar algo!

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