domingo, 11 de abril de 2010

Y mi especialidad es... ¡Conversar!

Han pasado varios días y no había tenido tiempo para escribir algo acá. Hubo una serie de sucesos que me habían motivado a escribir, pero estos días no he tenido ocasión de sentarme y redactar algo que valga la pena hacer como en 30 sgs, que es lo que he podido estar frente al pc, sin tener que revisar demandas, contestaciones o materias. Justamente, este torbellino de actividades, entre otras cosas, me llevó a una situación curiosa, que se conectó en mi cabeza con un debate que leí justo hace pocos días.
Acompañé a mi compadre Abarzúa a visitar un viejito que era experto en planos hechos en autocad, ya que mi amigo tiene en mente gestionar derechos de aguas en el sur, y para eso necesitaba planos detallados de ciertos sectores, y no le bastaban ni los mapas ni google earth para aclarar la información que quería. Pues bien, para quien no lo sepa, estoy en el último año de la carrera de leyes, es decir, soy en un 80% ya casi un abogado (Dios quiera, y el diablo se haga el sordo xD), así que al principio me extrañó un poco por qué quería que lo acompañara, si el autocad no está entre mis intereses digamos, inmediatos en esta vida.

Llegando a las oficinas del viejito, que resultó ser muy buena onda y tener bastante paciencia para explicarnos algunos procesos, mi compadre me presentó como su experto en informática, y que me explicara a mí cómo se programaban algunas macros de autocad, y cómo se manejaba otro programa llamado "arc view" (creo que así se llamaba), para manejar unos archivos enormes con datos de propiedades y elevaciones geográficas que tenían ambos, el viejito y mi amigo.
Después de un rato, me vi aprendiendo a manejar rutinas de autocad, y luego a manejar las "ortofotos", curioso término en realidad, si se separan las palabras. Capté con facilidad la mayoría de las instrucciones, mientras pensaba, "pero esto no tiene ninguna ciencia, no hay que ser científico para hacer esto. ¿Para qué me necesitará realmente mi compadre? Esto de más lo podría hacer él." Resulta que como fui con unos jeans, zapatillas y no muy afeitado, mientras mi compadre andaba de traje y corbata, noté que el trato del viejito a mí era mucho más coloquial, hasta cercano, mientras que a mi amigo, que tiene la misma edad, contextura, manera de hablar y nivel de educación que yo (nos conocemos hace ya miles de años, desde pequeños, hasta vivíamos cerca), lo trataba medio distante, y usando el "usted", siempre. Y eso que se conocían hace rato, yo llevaba menos de 5 minutos de conocerlo, y ya hasta echaba la talla mientras me explicaba cosas.

Cada vez que mi amigo decía algún disparate sobre los programas, el viejito sonreía con complicidad, y me explicaba de nuevo, pero claramente haciendo mofa de mi amigo, aunque en buena onda, como para que se diera cuenta que había dicho una tontera. Luego me explicaba como si le hablara a un colega. Terminando las explicaciones, soltó una frase que me quedó dando vueltas "¿ves? si estos abogados se creen la muerte, y no cachan ni una al final, para esto hay que dedicarse y tener manejo del tema." No pude evitar sonreírle de vuelta, tal vez pensó que yo me dedicaba a los computadores o a los planos, pero todo el conocimiento que tengo al respecto viene por tener amigos dedicados a ambos temas, y ser bastante curioso en todo. 
Esta característica me llevó una vez en medio de un carrete a preguntarle a un amigo ingeniero experto en fluidos y estructuras hidráulicas cómo es que funcionaba la taza del baño, y el sistema de alcantarillados, o a conversar largamente con mi amigo Jean Pierre sobre actualizaciones de hardware en Nvidia y ATI, sobre estructuras y sistemas de seguridad con el papá de la Marmotita, y un largo etcétera.

Al final, me gusta aprender lo que sea que tengo cerca, y me ha resultado bastante útil. Lo que conecta con lo que antes había leído, que es sobre si debe o no la educación estar orientada al trabajo. 
Hoy en día, existe una sobre especialización en todas las áreas, al menos en Chile. Si un tipo estudia ingeniería, luego puede sacar un magister, y lo sacará en un área de la ingeniería, y luego si puede, un doctorado en ingeniería. En principio se ve bien, el tipo termina como un recontra experto en ingeniería, pero sucede (lo he visto) que este supuesto erudito y gigante mental se enfrenta, por ejemplo, al contrato que ofrecen las multitiendas para sacar una tarjeta de crédito, y el tipo no es capaz de entender ni la mitad, ni lo lee, y lo firma. O el mismo sujeto que es una eminencia en su área, apenas respeta (si es que lo hace) valores elementales de ética con sus empleados y colegas (ya lo sufrió mi compadre Arnold, con su jefe "pelambrero", al punto que tuvo que cambiarse de trabajo, y eso que su jefe es una autoridad en su área).

¿Entran las personas al sistema educativo para ser preparados para eventualmente tener un trabajo, dedicarse a su área específica, y que de los otros temas se encargue el resto? ¿Debe el sistema educativo además preocuparse de que ese individuo maneje otros temas o es responsabilidad personal? ¿Puede o debe incorporarse una formación ética y/o moral en la educación? 
Han habido extremos notables en la educación chilena al respecto, que explican muchas veces otras situaciones aparentemente inconexas.
Durante un tiempo, cuando era niño y vivíamos a la sombra de Pinochet, se suprimieron las clases de educación cívica (aprender sobre la política, movimientos sociales, derechos y deberes de los ciudadanos), lo que en el contexto de la época parecía predecible; educar a las nuevas generaciones sobre la democracia, teniendo a Pinochet sentado en el trono sería tragicómico. Sin embargo, las clases de religión eran casi obligatorias (moral, sí, información social, mmmmm NO).

Con el regreso de la democracia, en los noventas, reaparecieron las clases de educación cívica en muchos colegios (habíamos recuperado la democracia, ahora... ¿qué cresta significa eso? ¿La habíamos perdido? ¿Estaba detrás de un mueble?) y al mismo tiempo, desaparecieron paulatinamente las clases de religión (tengo derecho a mi propia fe, no me enseñen otra, gracias.) Probablemente en esta época se acuñó la célebre frase "si, soy cristiano, católico, pero más bien a mi manera". No me voy a meter en temas religiosos, pero una vez que te metes en un club, se supone debes aceptar sus reglas, ¿no?. 
Hoy, leo a veces en algunos foros a gente de mi edad o más jóvenes que muestran hasta orgullo por ser ignorantes, por escribir mal, y se burlan de aquel que trata de hacer las cosas de una manera distinta. En una versión distorsionada del chaqueteo, aquel que no habla como flayte, y escribe con lenguaje de celular, casi sólo con símbolos y abreviaciones, es apuntado con el dedo como bicho raro o inadaptado.
Estos sujetos son los que a futuro serán profesionales, nos atenderán al final de la fila en el banco, verán nuestros papeles en las reparticiones públicas, y eventualmente, educarán a nuestros hijos... Si a eso le sumamos que la carrera de pedagogía en Chile es mal remunerada, lo que a su vez provoca que los mejor preparados no la elijan, y que al final se titulen de profesores los que dejó la ola tirados en la playa... Para qué seguir.

Supongo que desde un punto de vista "nietzschieiano", las nuevas circunstancias del futuro o casi más bien del presente permitirán que aquellos más preparados se aprovechen de la creciente masa de corderos que se ha vuelto nuestra sociedad. Ello explicaría cómo resultó electo Piñera, un sujeto con un pasado más bien discutible en su historial político, pero que supo vender su producto, explotar las debilidades de la Concertación, y a la masa de ingenuos y apáticos en que se ha convertido nuestro electorado.
"Pastelero a tus pasteles", le dijo el viejito a mi compadre Abarzúa cuando nos despedíamos, "acá su amigo le resolverá sus dudas, usted mejor dedíquese a las leyes y los códigos no más", ambos le sonreímos y nos fuimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ten en cuenta que si haces un comentario en este blog, estás tácitamente aceptando que eres también una marmota... ¡Bienvenido/a al club!