viernes, 29 de octubre de 2010

El nombre del nombre

Esta tarde estaba hablando con una compañera sobre los distintos procesos que nos han tocado tramitar, no a todos les es asignada la misma clase de juicios, y menos la misma clase de "consultantes". Consultantes es el nombre que tienen las personas a las que representamos en juicio, mayormente de divorcio, pensión de alimentos, posesiones efectivas, compraventas... y un largo etcétera.


En medio de la conversación, me dijo "¿y supiste que a la Margarita parece que la calificaron mal? parece que ella y la Rocío han tenido malas calificaciones en un par de juicios, y tal vez les cancelen el resto de la práctica". Era una noticia bastante trágica, y me sentí un poco mal por la posibilidad que podían enfrentar esas compañeras, pero luego de unos segundos, mientras conversaba, en el segundo plano de mi mente me puse a pensar "Mmm a Rocío la conozco, o la ubico al menos, y tiene cara de llamarse Rocío, pero Margarita... mmm ¿Cómo se ve una Margarita?".

Mi mente hizo algo que me sorprendió un poco, de forma involuntaria empecé a imaginar cómo podría ser Margarita (más tarde la busqué por facebook, pero no la encontré). Me imaginé a una persona simpática, como con buen humor, bajita, (por ser Margar-ita). Hasta como que imaginé como podría verse su rostro.
Cuando más tarde no estaba haciendo nada productivo y la parte ociosa de mi mente se expandió a todo el resto, me puse a agrupar a distintas personas que conozco, gente que no se conoce entre sí, y me puse a pensar en si los que se llamaban con el mismo nombre, tendrían algo en común, como para que el nombre de mi compañera me transmitiera algunas características, aunque no recordara a quien correspondía ese nombre.

Resulta que sí, habían características comunes, entre varios de los que compartían nombre. Claro que es ultra super mega probable que mi rudimentaria búsqueda mental de 5 minutos sólo arrojara los resultados que estaba buscando, pero por un momento fue divertido; los Pablos me transmitían confianza, y tendían a tener personalidades quitadas de bulla, los Pedros tendían a ser un poco retraídos y un poco bruscos, pero buenas personas, los Alejandros, siempre resultaron ser personas muy simpáticas y con personalidad chacotera, y así sucesivamente. También pensé en mi nombre, y en otros personajes que no conozco en persona, pero con los cuales comparto denominación individual, y resulta que también asomaron algunas semejanzas y patrones comunes. Al cambiar el nombre a su equivalente en otros idiomas, también me pareció encontrar patrones comunes, pero las personalidades parecían variar respecto de sus versiones en español.
¿Será posible que el sonido de nuestros nombres tengan un efecto de largo plazo en nuestra personalidad? Sería interesante saber si alguien más ha pensado esta sarta de tonteras alguna vez.

1 comentario:

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