Aprobé Derecho Internacional Privado, algo que pensé tal vez no pudiera hacer, pero logré un buen examen y pasé. Alegría inesperada.
Me acordé de varias cosas que no tenían nada que ver con el examen, mientras repasaba esperando mi turno de responder (el examen es oral, y toma bastante rato responderlo, hasta que los profesores tomándolo queden medianamente convencidos que mereces aprobar).
Me puse a pensar en el disco donde deben estar las fotos de cuando fui a Mexico y EEUU, y recordé algunas fotos que me gustaron. Tambien recordé que cuando estuve en el aeropuerto de Forth Worth, me puse a dar vueltas de aburrido (tenía que esperar ese día como 3 horas un trasbordo a otro avión rumbo a Miami) y me subí a los carritos que recorren el aeropuerto, que es enorme, al menos comparado con el de Temuco (xD) y el de Santiago. También recordé que cuando pasé por uno de los tantos controles (fui a EEUU el 2002, lo que transformó toda la experiencia, supongo) y una negra GIGANTE me arrebató el stereo de las orejas y se puso a revisarlo. Era una mujer policía, pero debe ser uno de los seres humanos más masivos que haya visto jamás, creo que perfectamente podría haberme arrancado el cráneo cuando me sacó los audífonos. Me pareció bastante desagradable lo que hizo, y más encima cuando le traté de explicar que era un inofensivo estéreo me miró con una expresión que aún recuerdo, pero no puedo decifrar; parecía que los ojos se le iban a salir de sus órbitas, pero no percibí necesariamente una mirada agresiva.
Supongo que era normal, el ancestro me había advertido que por todo gringolandia, sobre todo los encargados de la seguridad iban a andar más locos de la cuenta, y así fue. De hecho creo que corrí con suerte, por que a los extranjeros que se veían más "exóticos" que yo o mi familia, los hacían hasta sacarse la ropa. Habían unos rastafaris en un punto de control, y un par de ellos tenían la nariz aguileña, lo que les daba un aspecto lejaaaaaaaaaanamente árabe, y esos pobres tipos deben haber estado un buen par de horas parados ahí, mientras los revisaban una y otra vez.
También recordé que más que por ganas de comer, por aburrimiento, entré a un Pizza Hut, pedí un trozo de pizza y la mujer que atendía me trató de explicar que NO VENDÍAN PIZZA, solo unos cosos indestriptibles que parecían una hallulla inflada bañada en plástico amarillo (simulando ser queso), más una salchicha a mal traer, más bebestibles. Era mi primer día en EEUU y no había encontrado a nadie muy amistoso.
Inconexa e inexplicablemente, me puse también a pensar en la manera de traer comida japonesa a mi casa para que la prueben mis papás en Temuco. Me gusta, cuando puedo, llevarles comidas raras para que las prueben, ya están expertos en comida china y comida mexicana, y en Temuco no hay restaurantes de comida peruana. Ya encontré un local que vende comida japonesa, pero no hay cómo obtener información o precios por internet. Recuerdo que intentamos ir a ese local con la marmotita la ultima vez que vino al sur, pero estaba cerrado...
Cada vez que divago pasa un rato y se me vienen también los recuerdos de cosas que tengo que hacer... arghh! de regreso a trabajar.
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