lunes, 28 de diciembre de 2009

Ya no es sorpresa, pero siempre me sorprende...

Me gusta venir a Santiago. Me ubico bien en distintas comunas, no tengo problemas para adaptarme al ritmo de la gente, tengo familia acá, además y principalmente, acá en Santiago vive mi marmotita, y con ese motivo ya bastaría para venir aún si no existieran los demás motivos. Podría decir que ya no encuentro sorpresas al venir, salvo por el shock que significa cada vez, llegar cargado con mi mochila de viaje (que tiene las dimensiones y peso de un niño chico) y tratar de subirme al metro, rodeado de santiaguinos.
En este momento creo que odio al 99% de los habitantes de Santiago; ¿cómo cresta esta gente vive toda junta sin matarse?
Imaginen eso que sale en la foto, y cargado al límite de peso, cansado, trasnochado y empujado por todos lados. Acá la gente se comporta como animales en una manada, me recuerda a las veces en que en el sur, cerca de mi casa, uno entra al corral lleno de vacas, donde todas miran calladas, y se empujan unas con otras mientras uno camina entre ellas.
Acá si alguien te pisa y tritura un dedo a nadie parece importarle, simplemente todos siguen su camino. En el sur, si alguien te pasa a llevar involuntariamente, se da vuelta, pide disculpas con una sonrisa, o verifica que estés bien, antes de seguir su camino. Al subir, a una señora casi la trituraron a empujones, habían otros que estaban al fondo del vagón, y al llegar a su parada pasaban como que huyeran de un incendio para bajarse, pasando a llevar a quien se encontrara en su camino. Lo terrible es que a nadie parece importarle, debe ser así TODOS LOS DÍAS...
Supongo que ya el sistema está funcionando a su máxima capacidad, el Metro de Santiago desde siempre se ha caracterizado por funcionar de manera eficiente, aún considerando las circunstancias actuales. Aún recuerdo la época en que uno se subía al metro a cualquier hora y los carros se veían semi vacíos, y siempre uno viajaba cómodo. Cómo se podrá arreglar esto, no tengo idea.
Lo bueno ha sido que nos hemos podido encontrar con la marmotita en el metro Santa Lucía, fue como un remedio contra toda la rabia que me había dado el metro xD.
Para extrañar un poco menos el sur, te dejaré un par de fotos del último asado que hicimos el sábado:
Y una foto también de felicidad "asadística"; mientras hacíamos este asado, nos reíamos de algunos asados a los que algunos habían ido acá en Santiago, en que, según los que contaban la historia, cada uno llegaba con su propio pedazo de carne, o algunas hamburguesas, comían y después se iban cada uno a su casa... Como que pierde todo sentido hacer un asado en esas condiciones, no se si sea posible que alguien haga algo tan imbécil y llamarlo asado. Sin embargo, con la impresión que cada vez que vengo me dejan los santiaguinos, tal vez no sería tan extraño que hicieran algo así. Parece que en esta ciudad cada uno piensa en sí mismo y no le importa lo que le ocurra al que está al lado.
Bueno, con este recuerdo feliz, y sumado a que estaré junto a la marmotita, y como que me desahogué escribiendo, ya me siento mejor... Total, en un par de horas tendré que volver al metro, pero esta vez ya estaré mejor adaptado, es sólo la primera vez en cada viaje, que me sorprende el metro y la gente, aunque ya no sean sopresa...

2 comentarios:

  1. Uuugh, si, el metro es asi cada dia, sobre todo durante la hora peak. Es terrible. Concuerdo con muchos de tus sentimientos sobre los santiaguinos, pero creo que es asi en muchas ciudades grandes, o por lo menos es lo que me dicen porque Santiago es la unica ciudad en la cual he vivido.

    Es rico poder desahogarse escribiendo, no? Por eso me encanta tener un blog.

    Espero que tu estadia en Santiago este muy linda y Feliz Año Nuevo!!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Abby! Que lo pases muy bien en estas fiestas junto a tu familia :)

    ResponderEliminar

Ten en cuenta que si haces un comentario en este blog, estás tácitamente aceptando que eres también una marmota... ¡Bienvenido/a al club!