martes, 23 de febrero de 2010

La República de Las Condes

Hemos hecho un montón de cosas por estos días, Marmotita y yo. En resumen, despedimos a mi hermano menor, Rodrigo, que se fue a Nueva Zelanda, vimos la exposición de los soldados de terracota chinos (descubrimos una exposición que no vi cuando fui con sus papás), recorrimos las estaciones nuevas del metro, intentamos un restaurante de comida peruana que nos recomendó mi prima Jocelyn, el Ají Seco (eso da para un post propio, jajaja), recorrimos Viña y visitamos un par de locales nuevos en la costanera, fuimos (por supuesto) al Sibarítico, jugamos en el casino hasta que tuve que arrastrar a la Marmotita para sacarla (xD), y entre medio comentabamos sobre las autoridades políticas que finalmente tendremos en este nuevo período.
Hubo elecciones parlamentarias y presidenciales, con un cambio importante, la derecha no llegaba al poder hace más de 50 años.
Sin embargo, hay algo que se repite transversalmente, y que al menos a mí me da algo de pena. A modo de ejemplo, Joaquin Lavín, ex-presidenciable de la UDI, se presentó a candidato por Valparaiso/Viña, y tenía carteles por todos lados (justo había ido a Viña poco antes de las elecciones). El hombre se había candidateado a presidente, pero no tuvo buenos resultados, así que eligió mejor ir a un puesto parlamentario, que tampoco obtuvo. Finalmente, ahora es ministro, es decir, sí o sí el wn tiene que tener algún cargo, el que sea.
Lo triste de la historia, es que en su carrera por el cupo parlamentario, y gracias al sistema binominal (que es una aberración absurda), los políticos compiten realmente contra sus compañeros de alianza, así que su verdadero oponente era Chauán, un político local de derecha. Digo triste por que este sujeto, al igual que Lagos Weber (que sí salió y dejó en el camino a políticos locales), son una nueva muestra de cómo funcionan las cosas en Chile. Los candidatos son decididos a nivel central, y luego viajan a regiones a instalarse como candidatos. Luego de ser elegidos, regresan a Santiago, viajan de vez en cuando al Congreso en Valparaíso, y ocasionalmente se aparecen (algunos) en la región donde salieron electos.
Espina, por ejemplo, es senador por la novena región que es de donde yo vengo, pero cada vez que aparece en la tele, el hombre aparece haciendo declaraciones en Santiago, lo que me parece bien, si él es de Santiago, y ha hecho toda su carrera en la capital.
El problema es el mensaje que de esto resulta; las decisiones realmente se toman entre algunos pocos, que siempre son los mismos, y al resto del país le queda la pobre ilusiòn de haber participado al votar. De hecho, incluso dentro de Santiago, la clase política proviene en un alto porcentaje, del sector oriente de la ciudad.
El símbolo de esto es la república de Las Condes (que irónicamente pone como mensaje subliminal en sus paraderos "comuna ciudad", es decir, ni siquiera se creen parte de Santiago).
En el gabinete de Piñera, hay algunos personajes que vienen de regiones, como Ena Von Baer, o Galilea, ambos de la novena región, lo curioso es que estos son funcionarios designados por el flamante presidente Piñera, mientras en los cargos de representación democrática (que sería la oportunidad natural y real para la representación de las regiones), predominan los ciudadanos de la república de Las Condes.
Esta situación no ha escapado de la mirada de algunos, de hecho se creó hace algunos años un partido conocido como PRI (Partido Regionalista Independiente), como una forma de canalizar este descontento con el orden actual de cosas (En realidad, era una posibilidad de capturar votos de gente con esta molestia).
Lo curioso, o tragicómico del asunto, es que está presidido por... Adolfo Zaldívar, quien es senador por la región de Aysén (sur de Chile), y quien vive cómoda y felizmente, en el sector oriente de Santiago...
Lamentablemente, la gente simplemente vota por el que ven más en la tele o los carteles.

*Imagen tomada desde TheClinic

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