miércoles, 17 de febrero de 2010

Marmoaventuras en Santiago

El otro día vino el hermano de la marmotita, junto a don Marmo y doña Marmo, a Santiago, anduvimos recorriendo la ciudad y vimos las figuras de terracota chinas, realmente es algo impresionante, y me agradó mucho el nivel de toda la exposición. Si alguno va, que no se pierda la charla que da el emperador, es muy graciosa, tal vez el actor va drogado a hacerla.

Más tarde, fuimos al Parque Arauco, y me separé de ellos en Escuela Militar. Ahí, encontré recorriendo las galerías un outlet de zapatos, que estaba ULTRA barato, encontré unos zapatos muy buenos, que antes vi en Falabella del centro a $59.990, en apenas $19.990, todo por que tenía un punto apenas visible en que el cuero se ve más claro, en la lengüeta del zapato, es decir, un detalle invisible.

Lamentablemente, como Santiago es una ciudad desértico-tropical para mí, andaba con un par de zapatillas, y sin calcetines. Como me pareció inadecuado probarme zapatos sin calcetines, pensé "iré donde la Marmotita, paso a cambiarme y regreso por los zapatos". Le pregunté a la vendedora si tendrían para mi número, y me respondió que habría que ver, por que al ser un outlet, sólo está disponible lo que está a la vista, y quedaba un sólo par número 43, y un sólo par 42.

Me fuí al metro, pensando en si era tan importante o no andar con calcetines en un día caluroso, y cuando ya estaba por llegar a los Leones, se me ocurrió comprar un par de calcetines donde fuera, y volver por los zapatos altiro. Llegué con un par de calcetines al Paris de Los Leones, y se los pasé a la vendedora, que estaba instalada en su caja, medio distraída por que le hablaba un tipo.

El gallo no paraba de hablar, parecía enajenado hablandole cosas de todo tipo, y la mina lo miraba con una cara ininterpretable, no se si estaba facinada escuchándolo, o estaba por llamar a un guardia para que le sacaran el tipo de encima.
No quise ser descortés con su conversación, que más bien era un monólogo, así que discretamente le acerqué un poco más los calcetines a la vendedora, que finalmente los tomó y pasó por el láser sin quitarle los ojos de encima al tipo que a estas alturas parecía que la tenía hipnotizada.

La vendedora me estiró la mano, y le pasé 4 lucas, los calcetines eran unos bien simples y de combate que estaban en ultra oferta a $3.290. La tipa metió la plata sin verla a la caja, y cerró la transacción, y justo en ese momento, como si hubiera despertado de un trance, dijo en voz alta "ohhh no se lo que hice".

"Te pasé los calcetines, cuestan $3.290, te pasé 4 mil, y el vuelto son $710." La mina me miró, y repitió, como si le hubiera hablado en ruso "Es que no sé que fue lo que hice, no puedo ver cuanto era el vuelto". El hipnotizador se mandó a cambiar con un breve y casi silencioso "chaito, nos vemos", y la mina ni lo pescó, se había terminado la hipnosis, pero me dejaron amarrado hasta que la mina reaccionara de manera racional.

Terminó llamando un supervisor, al que le repetí "los calcetines valen $3.290, pagué $4.000, y el vuelto tendrían que ser $710. La caja está abierta, y acá mismo hay una calculadora, por si hay dudas", le dije, sonriendo, ya un poco hasta entretenido por la situación. "Es que soy re mala con los números" dijo la mina casi mordiéndose las uñas, mientras pensé "¡pero si tienes hasta una calculadora al lado de tus manos!!"

"Mira, el vuelto que te dice el joven está correcto, ¿hay algún otro problema?", dijo el supervisor, "ah es que no estaba segura". "PERO QUE MIERDA LE PASA A ESTA MINA" pensé, y le dije, medio en serio, medio en broma, "mira, cuando alguna suma o resta se te hace difícil, puedes aproximarla al numero redondo más cercano; los 3.290 los dejas en 3.300, y con 700 llegas a los 4 mil que te pasé, más los 10 de los 290 que aproximaste a 300", "Claro, y aún no entiendo cual fue tu gran problema, XXX.", dijo el supervisor.

En ese momento, no sé qué cara habremos puesto el supervisor y yo, pero la mina terminó de despertar de la hipnosis, y como si nada hubiera pasado... ¡tomó la calculadora y calculó el vuelto!!!

Menos mal el apuro por volver por los zapatos era mayor que la frustración que me dio la mina, así que tomé el vuelto y me fuí, preguntándome qué cresta le pasaría a esa pobre mina.
Menos mal, la otra vendedora, en Escuela Militar, resultó ser todo lo contrario, cuando me vio llegar, me había apartado los dos pares de zapatos, así que pude finalmente comprarlos, lleno de felicidad.

Para celebrar el pequeño triunfo, comimos comida japonesa con la marmotita, mientras ella aplaudía con sus manitos al ver mis lindos zapatos nuevos.

2 comentarios:

  1. Todo el rato leyendo pense que ibas a decir que llegaste de vuelta y otra persona habia llevado los zapatos!

    Pero si es irritante cuando los cajeros o alguien no saben hacer sumas basicas. Yo admito no ser la mejor con las matematicas pero igual manejo las cosas tan basicas!

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  2. Hahahah, lo desesperante era que le dije como tres veces cuanto era el vuelto, y ella no estuvo segura hasta que el supervisor y la calculadora se lo confirmaron.
    Tuvo final feliz, son muy buenos los zapatos xD

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