domingo, 7 de febrero de 2010

Los salvamentes

Comentaba con unos amigos sobre el uso que uno le da a la mente, cuando no hay ninguna prioridad o urgencia que lo obligue a uno a concentrarse en algo específico. Tengo varias manías raras que me ayudan a pasar los ratos en que tengo que hacer una fila en el banco, o voy en la micro con la mirada perdida en la ventana, y otras que me ayudan a manejar (en parte) el stress de ir caminando a la universidad, cuando tengo un examen.

Decidí llamar al conjunto de estas manías o tonteras, "salvamentes", algo así como los salvapantallas del computador, pero, en mi mente xD.

Usualmente, por ejemplo, cuando voy camino a un examen en la U, y voy muy nervioso, no muy seguro de cómo me podrá ir (que es el 99% de los casos), no puedo evitar hacer pequeñas apuestas con el destino; por ejemplo, veo dos autos parados en el semáforo y pienso "si parte el auto blanco antes que el verde, me harán preguntas de temas que domino bien, si parte antes el verde, me preguntarán algo que no he estudiado muy bien". Es como una tortura apretar los dientes y detenerme a ver cuál auto parte antes, lo mismo hago con gente hablando, a ver cuál de ellos se mueve, o cuando alguien llama por teléfono, hago apuestas mentales predictorias dependiendo de para quién sea la llamada.

A veces imagino combinatorias más complejas de eventos de los cuales desconozco su inicio o desenlace, algo así como tener un tarot portátil, o el celular personal del destino universal.
Claro que estas predicciones no siempre aciertan, pero una vez pensando al respecto, me di cuenta que la formulación de las preguntas tal vez sólo viene a confirmar lo que ya pienso de manera sub conciente. O sea, cuando creo que no he estudiado lo suficiente, tal vez sin darme cuenta elija el auto que probablemente crea que partirá después. Bueno, al menos quema bastante tiempo ocioso.

También cuando ya es demasiada la tensión como para imaginar probabilidades, a veces se me queda pegada una parte de alguna canción, aunque no la haya escuchado en años. Recuerdo que este salvamentes lo tomé prestado de un compañero en primer año, en la Católica, cuando estabamos un grupo tratando de tragarnos los nervios antes de un exámen. Estábamos afuera de la sala, y salieron un grupo de amigos, cuando terminó el examen de otro compañero. "Hicieron BOLSA al Juanito, lo bombardearon con preguntas, iba bien al principio, pero le dieron hasta que se equivocó y lo levantaron del suelo a chuchadas" (claro que un profesor de derecho en la Católica no va a decirle garabatos a sus alumnos en un examen, pero querían decir que llegaron casi a insultarlo por su ineptitud, eso si ocurre seguido cuando uno se equivoca, de ahí los nervios en cada examen que uno rinde). En ese momento, un compañero miró al suelo y empezó a canturrear "bienvenido, bienvenido amor... bienvenido, bienvenido amor..." y lo empezó a repetir como un mantra, como por dos horas. Al final, ese gallo aprobó. Años después, estaba a la espera de un examen final, y me acordé, así que primero despacito, luego un poco más fuerte, me empecé a repetir "bienvenido, bienvenido amor...bienvenido, bienvenido amor...", y ahí caché la wea, la música, sobre todo si no tiene sentido, inunda los espacios vacíos en la mente, sobre todo cuando tienden a llenarse de dudas como "Chucha el profe me va a triturar, todos van a susurrarse weas mientras agonizo ahí adelante", o "Cagué, no me sé la tabla de penas para esos delitos de mierda..." Cuando la mente no da mucho más, me repito este salvapantallas mental y al menos quedo como en un coma inducido, por algunos minutos, como para estabilizarme y retomar el ritmo.

Por lo general, estos salvamentes ayudan a quemar mucho tiempo mental, y sirven también para evitar los clásicos salvamentes (que probablemente vienen "preinstalados" en nuestras cabezas) como imaginarse como mega astro de fútbol, humillando al rquipo rival, ser super estrella de cine, soldado heroico en una guerra imaginaria, multimillonario y todas las cosas que haría si lo fuera, y todos esos otros que según conversé con estos amigos, son recurrentes a mucha gente. Supongo que el rango de pensamientos ociosos varía según la personalidad de cada uno, y tiene sentido; el salvapantallas en el pc de mi compadre Jean Pierre es muy diferente del salvapantallas en el pc de mi amigo Piyo, así que de seguro sus salvamentes personales también deben serlo. En el caso de los míos, ahora que los veo, deben probablemente indicar que soy bastante egocéntrico, aunque personalmente no crea serlo (¿qué opinas, Marmotita?).

En fin, estos salvamentes definitivamente deben exisitir en distintas manifestaciones en distintas personas, tomen como ejemplo el deshojar margaritas, que debe haber sido el salvamentes original, ¡y además era interactivo!. Es mucho más entretenido en todo caso que limitarse a calcular los precios de lo que uno va a comprar, o repasar la agenda del día, y por supuesto, dejo espacio para ellos sólo cuando todo lo importante/urgente está resuelto o más allá de mi control.

Lo de la música tiene efectos interesantes, cuando voy en la micro, y ponen cumbias, regetón o algo por el estilo, me es imposible generar situaciones hipotéticas para apostar, como que me aturde y no me puedo imaginar casi nada. Me imagino que efectos debe tener a largo plazo escuchar eso todo el día. Yo al menos me pondría aún más imbécil de lo que ya soy xD.

Podría considerarse que los salvamentes (o mindsavers, una vez que los patente hahaha) que mencioné más arriba son una especie de "shareware", y desde ahora, pueden ser usados por cualquiera que haya leido esto, y si alguien se anima, podría compartir alguno, siempre es bueno tener algo nuevo en que hacer divagar la mente...

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