martes, 8 de junio de 2010

Albrija atrae a la locura

Esta mañana, luego de hacer algunos trámites, pasé a visitar a mi amigo Albrija a su trabajo, en una conocida multitienda, donde tuvieron la ocurrente idea de contratarlo para que se hiciera cargo de un área del funcionamiento de la tienda. Pues bien, hoy está de cumpleaños, así que lo pase a ver. Después de hablar con él un rato, cuando me iba, me quedé mirando un poco los televisores gigantes que repletan todas estas tiendas. La verdad, debo confesar que evito como la peste ir a las multitiendas, Ripley, Almacenes Paris, o Falabella; en un momento tenía tarjetas en todas ellas, y mi desorden e irresponsabilidad me llevó a quedar literalmente "hasta el cogote" endeudado. Afortunadamente esa época pasó, pensé que me iba a volver loco de tanta presión en esos días. 
Y a propósito de locura, mientras veía en una de las pantallas de alta definición parte de un partido de fútbol (tambíén omnipresentes, como los televisores), es que aparece un personaje con un maletín y abrigo, bien vestido, con lentes, que abre el mencionado maletín y saca un paño de limpieza, y paso seguido, se pone a limpiar muy dedicadamente los televisores, partiendo por el gigante que me encontraba mirando. Primero me pareció raro, pero cuando vi que repasaba tooodos los televisores, y tooodas las radios, me quedé mirándolo. Me miró, y a través de sus lentes, su mirada parecía al mismo tiempo aguda, pero perdida. Tanto como lo que hacía, me sorprendió su mirada, muy difícil de describir. Me miró por un segundo, como diciendo "¿algún problema?" y continuó con más empeño limpiando cada detalle de las pantallas y parlantes. 
Miré a mi alrededor, y justo apareció otro amigo, Chilly Willy, que trabaja ahí mismo (viene de Punta Arenas, de ahí el apodo), y me acerqué a saludarlo, y preguntarle qué onda con el sujeto.
Me dijo "ah, este tipo viene como día por medio, y limpia todo lo que tiene cerca. Está como una hora dando vueltas limpiando y luego se va, como triunfante y feliz. Hasta ahora nadie le ha dicho nada, por que no le hace daño ni molesta a nadie. Además cuando le han pedido deje una pantalla por que un cliente la quiere ver, no hace ningún problema y pasa a la siguiente. Eso sí, nunca habla, una vez le ofrecieron café y y dijo que no con la mano y siguió limpiando..."

Bueno, me pareció bastante curiosa la cosa. En Santiago he visto bastante gente con problemas mentales dando vueltas por ahí, esta es apenas la segunda vez que veo uno en Temuco. Algún día tal vez comente sobre el otro caso. Al menos este era pacífico.

En otro asunto absolutamente no relacionado, xD la foto del pan amasado, aparece en este capitulo por que finalmente tengo la receta de pan que usa mi mamá. Resulta que la tomó de un libro viejísimo, amarillo de viejo, en que salen escritas las recetas muy a la chilena, paso a replicarla textualmente:



PAN AMASADO

Ingredientes:

-Un kilo de harina
-Un pancito de levadura
-Dos cucharadas de margarina o aceite
-Azúcar y sal

Preparación:
En media taza de agua tibia, con una pizca de azúcar, se disuelve la levadura. Se deja reposar al menos por diez minutos.
Sobre un bol se tamiza harina para eliminar impurezas. Se le agrega una cucharadita de sal y la margarina. También se puede usar manteca tibia, mantequilla o aceite. (al parecer mi mamá usa mantequilla)
Se vierte sobre la harina la levadura ya disuelta y se forma la masa.
Envuelta en un paño limpio, se deja liudar unas tres horas, o bien hasta el otro día (al parecer, tres horas son suficientes, pero me explicaron que las condiciones atmosféricas del día pueden influir en este paso).
A continuación, mientras se empieza a calentar el horno (la receta está pensada para un horno a leña, según parece). se soba dale que dale (sic) hasta que suene y quede cremosa de suave. Se forman a mano los panes en redondelas de unos ocho centímetros por dos de alto en la parte central. Se pueden pinchar con un tenedor para que la masa respire un poco.
A horno regular, se cuecen por siete minutos. Luego, se abre el horno y a mano o con la paleta de palo se dan vuelta uno por uno. Se dejan otros siete minutos.

La receta es bastante imprecisa con los tiempos y las cantidades, y mi mamá no hace panes pequeños, hace panes grandes, así que me imagino que el procedimiento cambia. En general, muchas de las recetas chilenas que he visto prácticamente indican los ingredientes, y luego hablan del plato terminado. El resto queda al instinto de la o el cocinero; lo que hace finalmente que probar un mismo plato en diferentes casas sea siempre una experiencia nueva.

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