Finalmente, el último día juntos en la madriguera, Marmotita eligió ordenar comida japonesa, que siempre me deja con sensaciones contradictorias, pero que al final de tanto probarla me he terminado acostumbrando un poco a ella.
La contradicción creo que surge por que hay algunos rolls que si encuentro ricos, sobre todo el llamado genéricamente Ebi Roll, (izquierda) o también el California Roll, (derecha) o sus innumerables variantes. Si tiene palta y camarones, tiene un 90% del trabajo hecho para ganarse mi estómago. Igual hay otras cosas buenas, como las gyosas, que son como empanaditas, son el equivalente japonés al indestructible arrollado primavera chino (tan popular que hasta lo venden suelto en las calles, una legión de chinitas, aunque probablemente sean koreanas, vietnamitas o peruanas, quien sabe).
El problema surge cuando al terminar de comer y ver la cuenta, me pongo a pensar, "¿y estos pellizcos minúsculos de comida, poco más que canapés, costaron esto?" y me imagino que por esas mismas cantidades o bastante menos podríamos haber traído un par de churrascos gigantes, o una carne mongoliana... En fin. Hemos llegado a el acuerdo de pedir prioritariamente los rolls que tengan palta y camarones, y así ambos disfrutamos mejor el asunto. A Marmotita le encantan los rolls, y como siempre me quejaba del "gusto a poco", me llevó a uno de los lugares donde se puede comer todos los rolls posibles, por un pago fijo. El lugar se llamaba Too Much Sushi, creo, queda cerca del metro Tobalaba, y ahí comimos un día hasta que los meseros nos miraban todos juntos, en silencio, desde una esquina del local, jajajja.
Al final, después de varios días en Santiago, y que con tristeza viera que el ancestro está perdiendo su capacidad auditiva (aun espero se pueda recuperar), al menos pude ver a mis hermanos, salvo Rodrigo, que está preparando un viaje a Nueva Zelanda... Bah me distraje, iba a decir que al final si pude encontrar caras amables en Santiago, hubo algunas personas que al hablarles reaccionaban cortésmente, o que no se aproblemaban para pedir disculpas o recibirlas en un empujón en el metro. Supongo que la Ley de Murphy tuvo algo que ver, apenas escribí el comentario sobre el metro, al día siguiente todo el mundo parecía feliz, atento y sonriente, hahah, en todo caso eso hizo los viajes y la estadía en Santiago mucho mejores.
Como soy muy mal perdedor, he llegado a la conclusión que esas personas eran otros provincianos de paso por Santiago, hahaha.
También nos llamó mucho la atención, cuando comimos en el centro, la proporción enorme de meseros extranjeros, en diferentes restaurantes. Los que más encontramos fueron colombianos, todos muy amables, muy atentos, y que realmente atendían a los comensales (un mesero colombiano atiende, cuando uno chileno sólo responde). También creo que había argentinos, pero ellos trabajaban más en los restaurantes hacia Providencia y Las Condes, el centro de Santiago parece que era territorio colombiano. De la misma manera, el área cerca de la Plaza de Armas era un sector dominado sin contrapeso por los peruanos, había muchos restaurantes de comida peruana, pero no los alcanzamos a visitar. Acordamos en una próxima oportunidad echarles un vistazo, algunos se veían bastante buenos.
En contraste, acá en Temuco simplemente no hay extranjeros. Todos pasan de largo a Pucón, Vilarrica, Lican Ray, Caburga, etc, y como creo que no hay necesidad de pasar por Temuco, son muy pocos los que se ven, menos aún trabajando acá por el verano. Sin embargo, amo mi ciudad, es tranquila, me gusta el clima, me gusta la lluvia, y prefiero el frío (al lado de la chimenea) que el calor aturdidor de Santiago en verano. Eso si, las noches en Santiago tienen una temperatura muy agradable, muchas veces Marmotita y yo caminábamos bastante disfrutando la noche, despues de marmotear una película o alguna cosa rica que hubieramos comido.
Espero regresar durante el verano, ahora se viene encima el matrimonio de Salvatron y Marmotita vendrá a Temuco, pura felicidad ^^
La contradicción creo que surge por que hay algunos rolls que si encuentro ricos, sobre todo el llamado genéricamente Ebi Roll, (izquierda) o también el California Roll, (derecha) o sus innumerables variantes. Si tiene palta y camarones, tiene un 90% del trabajo hecho para ganarse mi estómago. Igual hay otras cosas buenas, como las gyosas, que son como empanaditas, son el equivalente japonés al indestructible arrollado primavera chino (tan popular que hasta lo venden suelto en las calles, una legión de chinitas, aunque probablemente sean koreanas, vietnamitas o peruanas, quien sabe).
El problema surge cuando al terminar de comer y ver la cuenta, me pongo a pensar, "¿y estos pellizcos minúsculos de comida, poco más que canapés, costaron esto?" y me imagino que por esas mismas cantidades o bastante menos podríamos haber traído un par de churrascos gigantes, o una carne mongoliana... En fin. Hemos llegado a el acuerdo de pedir prioritariamente los rolls que tengan palta y camarones, y así ambos disfrutamos mejor el asunto. A Marmotita le encantan los rolls, y como siempre me quejaba del "gusto a poco", me llevó a uno de los lugares donde se puede comer todos los rolls posibles, por un pago fijo. El lugar se llamaba Too Much Sushi, creo, queda cerca del metro Tobalaba, y ahí comimos un día hasta que los meseros nos miraban todos juntos, en silencio, desde una esquina del local, jajajja.
Al final, después de varios días en Santiago, y que con tristeza viera que el ancestro está perdiendo su capacidad auditiva (aun espero se pueda recuperar), al menos pude ver a mis hermanos, salvo Rodrigo, que está preparando un viaje a Nueva Zelanda... Bah me distraje, iba a decir que al final si pude encontrar caras amables en Santiago, hubo algunas personas que al hablarles reaccionaban cortésmente, o que no se aproblemaban para pedir disculpas o recibirlas en un empujón en el metro. Supongo que la Ley de Murphy tuvo algo que ver, apenas escribí el comentario sobre el metro, al día siguiente todo el mundo parecía feliz, atento y sonriente, hahah, en todo caso eso hizo los viajes y la estadía en Santiago mucho mejores.
Como soy muy mal perdedor, he llegado a la conclusión que esas personas eran otros provincianos de paso por Santiago, hahaha.
También nos llamó mucho la atención, cuando comimos en el centro, la proporción enorme de meseros extranjeros, en diferentes restaurantes. Los que más encontramos fueron colombianos, todos muy amables, muy atentos, y que realmente atendían a los comensales (un mesero colombiano atiende, cuando uno chileno sólo responde). También creo que había argentinos, pero ellos trabajaban más en los restaurantes hacia Providencia y Las Condes, el centro de Santiago parece que era territorio colombiano. De la misma manera, el área cerca de la Plaza de Armas era un sector dominado sin contrapeso por los peruanos, había muchos restaurantes de comida peruana, pero no los alcanzamos a visitar. Acordamos en una próxima oportunidad echarles un vistazo, algunos se veían bastante buenos.
En contraste, acá en Temuco simplemente no hay extranjeros. Todos pasan de largo a Pucón, Vilarrica, Lican Ray, Caburga, etc, y como creo que no hay necesidad de pasar por Temuco, son muy pocos los que se ven, menos aún trabajando acá por el verano. Sin embargo, amo mi ciudad, es tranquila, me gusta el clima, me gusta la lluvia, y prefiero el frío (al lado de la chimenea) que el calor aturdidor de Santiago en verano. Eso si, las noches en Santiago tienen una temperatura muy agradable, muchas veces Marmotita y yo caminábamos bastante disfrutando la noche, despues de marmotear una película o alguna cosa rica que hubieramos comido.
Espero regresar durante el verano, ahora se viene encima el matrimonio de Salvatron y Marmotita vendrá a Temuco, pura felicidad ^^
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