Ahora que estoy de vacaciones, tengo mucho tiempo libre. Demasiado tiempo libre. ¿Será posible echar de menos el stress? Al parecer, parte de la condición humana consiste en que te puedes acostumbrar a cualquier cosa, entre ellas el sufrimiento constante de la universidad, y el procrastinar como modo de vida (procrastinar, en español, o al menos en Chile, practicamente no se usa, pero es una palabra insuperable para describir lo que muchos hacemos, dejar todo para el último minuto).
Como en mi mente rondan un montón de cosas, pero ahora simplemente flotan (hace un tiempo pensaba que un sector importante de mi mente, lleno de delitos, definiciones, procedimientos, fragmentos de artículos y sentencias, sería reemplazado por imágenes de películas, comidas, carretes, o cualquier cosa ociosa), antes las cosas parecían caer por un embudo según su orden de urgencia.
Últimamente, las elecciones próximas han ocupado una buena parte de mis pensamientos, cuando dejo mi mente a la deriva, y no está la Marmotita cerca.
Ya antes la imagen que tenía de Piñera era mala, y la imagen de Frei no era mucho mejor. Al informarme un poco más, cada noticia, comentario o artículo que encontraba, la cosa se ponía peor. Revisando el historial de Piñera, tiene una larga y turbia historia de aprovechamientos, mentiras, y ambición personal. Además, viendo videos de sus entrevistas en distintos canales de noticias, se hizo evidente que el tipo repite como un mantra frases prefabricadas ("no hay mejor vigilante que un poste ni mejor desinfectante que la luz del sol", por mencionar uno), entonces, uno se da cuenta de la poca capacidad de reacción frente a preguntas que lo saquen de contexto.
Claramente, tampoco es de esperar que para presidente se elija a alguien sólo por el "blah blah" que pueda mostrar, pero hay que pensar que el tipo eventualmente tendría que responder bajo presión ante requerimientos de otros mandatarios, en algunos contextos, como le ocurrió a Lagos frente al representante boliviano en la ONU, momento en que Lagos mostró un buen manejo y salvó un potencial problema.
Por otro lado, Frei... Por dónde comenzar. Encontré y verifiqué una lista de familiares suyos que están trabajando en reparticiones estatales, y no en cargos menores. Me parece al menos dudoso tanto compromiso familiar con el servicio público, pasando hasta por los sobrinos. Frei representa la permanencia de Perez Yoma (personaje siniestro, como poder en la penumbra) y sus secuaces en el poder, basta recordar el episodio de las casas Copeva para ruborizarse, no quiero más de eso. Frei lleva a la Democracia Cristiana, partido que al menos en mi mente es sinónimo de corrupción, al menos a nivel central. Recuerdo cuando los hermanitos Zaldivar legislaron respecto a las empresas pesqueras, siendo ellos practicamente dueños de varias, hecho que cuando se les sacó en cara, parcialmente negaron y quedó en el olvido. Por último, la campaña de Frei es tan mala, que parece un boicot por parte de sus asesores publicitarios.
He llegado a la conclusión que estas elecciones necesariamente tendrán que representar un cambio en la política chilena, si queremos progresar como sociedad, pero no el que todo el mundo espera, por parte de los políticos, sino por parte del electorado.
Que sigan saliendo las sabandijas que tenemos por políticos ha sido responsabilidad nuestra; muchos critican a la Marcela Sabat, por considerarla hueca, tonta, superficial, carente de preparación, etc. Pero nadie cuestiona a los votantes que prefirieron votar por ella que por el otro candidato de la alianza, un tipo que tenía muchos pergaminos profesionales y académicos, pero que gracias a la truculencia vergonzosa del sistema binominal, quedó fuera.
Somos nosotros como electores los que no nos informamos sobre por quien votamos, y votamos sólo por lo que vemos en el afiche en la calle, es decir, una foto. No exigimos que los candidatos muestren propuestas, no votamos por quienes representen lo que pensamos, si no que (estupidamente) votamos por el candidato que vaya ganando en las encuestas por el absurdo miedo a "quedar con cola". Esta última práctica en particular creo que es la mas dañina; si un grupo sistemáticamente votara por una opción ecológica, por ejemplo, terminaría teniendo porcentajes mayores de adhesión, que se mantendrían en el tiempo, y podrían instalar sus interrogantes en el debate. Incluso si no tuvieran candidatos electos, su porcentaje obligaría a que sus propuestas fueran traspasadas por sus votos.
Sin embargo, ¿qué hacemos como sociedad? Muchas veces, puede que el candidato X represente lo que esperamos para el país, pero votamos por el candidato H, "para no perder el voto" (esta situación al menos para mí es tan irritante que llega a dar rabia, cuando la escucho, lo que ocurre frecuentemente).
Si votáramos por quien corresponde, tal vez nuestros candidatos no saldrían de inmediato, pero más y mejores temas entrarían al debate, y la ciudadanía podría hacer valer su sentir de manera menos indirecta, y más clara. El centro de las discusiones estaría en qué hacer con el país, y no en buscar qué candidato tiene menos delitos o nepotismo a cuestas.
Este es el cambio que al menos a mí me gustaría ver para nuestro país, y depende de nosotros. Lamentablemente, no creo que ocurra de la noche a la mañana, y no imagino aún alguna forma de que esto sea compartido por más gente. Tal vez estoy equivocado, perdido, o espero demasiado.
Sin embargo, haré lo que esté a mi alcance para que las personas a mi alrededor al menos piensen en esto. No se trata de que voten por quien yo quiera votar, se trata de que lo hagan por quien realmente los interprete, sin importar la idea que representen.
Como en mi mente rondan un montón de cosas, pero ahora simplemente flotan (hace un tiempo pensaba que un sector importante de mi mente, lleno de delitos, definiciones, procedimientos, fragmentos de artículos y sentencias, sería reemplazado por imágenes de películas, comidas, carretes, o cualquier cosa ociosa), antes las cosas parecían caer por un embudo según su orden de urgencia.
Últimamente, las elecciones próximas han ocupado una buena parte de mis pensamientos, cuando dejo mi mente a la deriva, y no está la Marmotita cerca.
Ya antes la imagen que tenía de Piñera era mala, y la imagen de Frei no era mucho mejor. Al informarme un poco más, cada noticia, comentario o artículo que encontraba, la cosa se ponía peor. Revisando el historial de Piñera, tiene una larga y turbia historia de aprovechamientos, mentiras, y ambición personal. Además, viendo videos de sus entrevistas en distintos canales de noticias, se hizo evidente que el tipo repite como un mantra frases prefabricadas ("no hay mejor vigilante que un poste ni mejor desinfectante que la luz del sol", por mencionar uno), entonces, uno se da cuenta de la poca capacidad de reacción frente a preguntas que lo saquen de contexto.
Claramente, tampoco es de esperar que para presidente se elija a alguien sólo por el "blah blah" que pueda mostrar, pero hay que pensar que el tipo eventualmente tendría que responder bajo presión ante requerimientos de otros mandatarios, en algunos contextos, como le ocurrió a Lagos frente al representante boliviano en la ONU, momento en que Lagos mostró un buen manejo y salvó un potencial problema.
Por otro lado, Frei... Por dónde comenzar. Encontré y verifiqué una lista de familiares suyos que están trabajando en reparticiones estatales, y no en cargos menores. Me parece al menos dudoso tanto compromiso familiar con el servicio público, pasando hasta por los sobrinos. Frei representa la permanencia de Perez Yoma (personaje siniestro, como poder en la penumbra) y sus secuaces en el poder, basta recordar el episodio de las casas Copeva para ruborizarse, no quiero más de eso. Frei lleva a la Democracia Cristiana, partido que al menos en mi mente es sinónimo de corrupción, al menos a nivel central. Recuerdo cuando los hermanitos Zaldivar legislaron respecto a las empresas pesqueras, siendo ellos practicamente dueños de varias, hecho que cuando se les sacó en cara, parcialmente negaron y quedó en el olvido. Por último, la campaña de Frei es tan mala, que parece un boicot por parte de sus asesores publicitarios.
He llegado a la conclusión que estas elecciones necesariamente tendrán que representar un cambio en la política chilena, si queremos progresar como sociedad, pero no el que todo el mundo espera, por parte de los políticos, sino por parte del electorado.
Que sigan saliendo las sabandijas que tenemos por políticos ha sido responsabilidad nuestra; muchos critican a la Marcela Sabat, por considerarla hueca, tonta, superficial, carente de preparación, etc. Pero nadie cuestiona a los votantes que prefirieron votar por ella que por el otro candidato de la alianza, un tipo que tenía muchos pergaminos profesionales y académicos, pero que gracias a la truculencia vergonzosa del sistema binominal, quedó fuera.
Somos nosotros como electores los que no nos informamos sobre por quien votamos, y votamos sólo por lo que vemos en el afiche en la calle, es decir, una foto. No exigimos que los candidatos muestren propuestas, no votamos por quienes representen lo que pensamos, si no que (estupidamente) votamos por el candidato que vaya ganando en las encuestas por el absurdo miedo a "quedar con cola". Esta última práctica en particular creo que es la mas dañina; si un grupo sistemáticamente votara por una opción ecológica, por ejemplo, terminaría teniendo porcentajes mayores de adhesión, que se mantendrían en el tiempo, y podrían instalar sus interrogantes en el debate. Incluso si no tuvieran candidatos electos, su porcentaje obligaría a que sus propuestas fueran traspasadas por sus votos.
Sin embargo, ¿qué hacemos como sociedad? Muchas veces, puede que el candidato X represente lo que esperamos para el país, pero votamos por el candidato H, "para no perder el voto" (esta situación al menos para mí es tan irritante que llega a dar rabia, cuando la escucho, lo que ocurre frecuentemente).
Si votáramos por quien corresponde, tal vez nuestros candidatos no saldrían de inmediato, pero más y mejores temas entrarían al debate, y la ciudadanía podría hacer valer su sentir de manera menos indirecta, y más clara. El centro de las discusiones estaría en qué hacer con el país, y no en buscar qué candidato tiene menos delitos o nepotismo a cuestas.
Este es el cambio que al menos a mí me gustaría ver para nuestro país, y depende de nosotros. Lamentablemente, no creo que ocurra de la noche a la mañana, y no imagino aún alguna forma de que esto sea compartido por más gente. Tal vez estoy equivocado, perdido, o espero demasiado.
Sin embargo, haré lo que esté a mi alcance para que las personas a mi alrededor al menos piensen en esto. No se trata de que voten por quien yo quiera votar, se trata de que lo hagan por quien realmente los interprete, sin importar la idea que representen.
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